La gran mayoría de las veces evitamos gestionar haciendo otras cosas que consideramos que son mejores o que son una alternativa cuando en realidad son sólo una tirita o un parche que nos permite continuar. ¿Quién no ha dicho alguna vez me voy a trabajar o me voy a llenar de cosas que hacer para no pensar? o ¿quién alguna vez no ha vivido con ruido constante a su alrededor (tipo televisión encendida 24 horas) para no escucharse o porque le incomoda el silencio? o ¿A quién no le ha dado por un vicio (ya sea beber, drogas, comida, sexo, ejercicio, todo lo que nos genera de alguna forma placer inmediato)? Todo eso no sirve para nada si no gestionamos. En algún momento tenemos que adentrarnos en nuestro mundo interior para saber qué es lo que está pasando pero claro, eso genera muchísimo miedo y pereza. No sabemos ni por donde empezar.
Como ya he comentado varias veces somos un todo, mente y cuerpo van de la mano. Si no tenemos en cuenta ambos, se produce un desequilibrio y, por tanto, una acumulación de energía negativa. Si, el malestar se convierte en energía negativa contenida y eso a su vez, genera problemas en nuestro cuerpo (contracturas, dolor de estómago, sistema inmune bajo con consecuencia de posibles enfermedades, escemas y problemas de piel…etc). Pensemos que estamos formados por partículas de carga positiva y negativa (protones y electrones), todas nuestras células está cargadas eléctricamente, por lo que es normal que se produzca dicho desajuste.
Además, si no gestionamos, no estamos solucionando los problemas internos y los pensamientos que a veces son nuestro peor enemigo, se hacen con el poder. Empezaremos con peores pensamientos ya sean hacia nuestra persona (soy un inútil, no valgo para nada…) o hacia el que tenemos al lado (seguro que está con otr@, seguro que me deja por fulanit@, ayer estuvo haciendo tal cosa seguro…) y con su consecuente malestar que irá en aumento. Cuanto más pensamientos negativos o emociones negativas, mayor será el malestar y lo que un día fue algo puntual pasará a ser una vez a la semana y luego todos los días y a todas horas. Evitar es dar al monstruo de comer para que se ponga más fuerte, por lo que hay que procurar no hacerlo y afrontarlo mirándolo a la cara, escuchándolo y llegando a un entendimiento con él.
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