“Por un momento me gustaría ser la persona a la que sostienen, la que se sumerje en ese beso o abrazo reparador y no ser aquella que ha de gestionar, poner en orden, tirar de todo y de todos, aquella que debe mirar al miedo de frente, que ve el vaso medio vacío, que cuida y quiere, que prioriza a los demás, que siempre está de pie, que hace lo que sea para mantenerse. Hoy no puedo.. no es que no quiera, es que me faltan las fuerzas, el aire. Me gustaría que alguien se sentara conmigo a mi lado sin necesidad de decir nada, sólo estar ahí presentes. Compartir el dolor, soltar la carga por un día porque mi espalda ya se resiente. Necesito que me cuiden, que me abracen y me mimen, necesito calor, comprensión, necesito el silencio compartido, necesito que me sostengan solo por un día”
Por muy fuerte que pueda parecer una persona, también siente y se cansa de los girones de la vida y de ser para ellos lo que ellos necesitan. Debemos ser más sensibles al que siempre parece que no le pasa “nada”, que le resulta “fácil” gestionar todo. Y también, si somos esa persona, hay que saber pedir ese abrazo y si no tenemos quien nos sostenga, ir a donde pueden hacerlo. Los psicólogos también cumplimos con esa función porque consideramos que es completamente necesario. No importa que no tengas la suficiente confianza, lo único que importa es dejar que otros lleven esa carga por un día. A veces, no es una cuestión de poner límites porque los límites están puestos y estamos bien como estamos pero como todo ser humano, tenemos días malos en los que nuestra energía está bajo mínimos.
Comments